La industria atraviesa cambios que obligan a repensar la actividad. Pero no es la primera vez que esto sucede. Allá por la segunda mitad del siglo XVIII, el Viejo Mundo experimentó un proceso de transformación económica, social y tecnológica que revolucionó la historia de la humanidad.
Le seguiría un segundo momento, allá entre 1850 y 1870, acompañado de innovaciones técnicas y científicas de la mano del descubrimiento de la energía y la expansión del capitalismo.
Desde entonces, la industria ha acelerado su transformación, para llegar al siglo XXI con un tercer momento caracterizado por la conjunción de la tecnología de comunicación de internet y las energías renovables.
La cuarta revolución, en tanto, nació de la mezcla de técnicas de producción con sistemas inteligentes que se integran con las organizaciones y las personas. Es reciente: algunos la ubican en los comienzos de 2014 con la aparición de fábricas inteligentes y la gestión on line de la producción. Pero no sólo eso. Su alcance es más amplio y va desde la secuenciación genética hasta la nanotecnología, y de las energías renovables a la computación cuántica. Es la fusión de estas tecnologías y su interacción a través de los dominios físicos, digitales y biológicos lo que hace que la Cuarta Revolución Industrial sea diferente a las anteriores.
¿Por qué hablar entonces, de la Revolución 5.0?
Esta quinta generación de cambios sustanciales que empieza a considerarse aun cuando la Cuarta Revolución parece afianzarse en el ámbito de la industria, permite imaginar nuevos escenarios más sofisticados y a la vez, empáticos con el hombre. La revolución 5.0 es la revolución cognitiva: el desarrollo de espacios inteligentes para realizar procesos similares a los que ejecuta el pensamiento humano, orientado a la toma de decisiones cada vez más certeras y menos inciertas.
Allí donde la actividad se asume repetitiva o predecible, la máquina opera para mejorar la productividad y la eficiencia. La consecuencia más directa será la reestructuración de los empleos, aspecto que empieza a evidenciarse como un esquema ordenador de la actividad humana a la cual le delega el control final de estos procesos.
El advenimiento de los robots colaborativos o cobots será esencial a la hora de garantizar la eficiencia y como consecuencia directa, la creación de productos personalizados que respondan a necesidades individuales y no a patrones genéricos. Su principal función será atender las tareas mecánicas, rutinarias y peligrosas; avanzando en la calidad y la rapidez de los procesos en un marco de producción basado en tecnologías renovables.
Así planteada, la Quinta Generación marca el nuevo horizonte para toda industria que pretenda marcar la diferencia en un entorno competitivo. Lejos de ser una promesa tecnológica, la revolución 5.0 está en marcha, y HDS Technology se complace en ser una de las primeras empresas del mercado Argentino en ofrecer soluciones para avanzar en esta transformación.